viernes, 13 de diciembre de 2013

Experiencia Ciego-Lazarillo.

Al principio de esta experiencia me tocó a mí ser el lazarillo. Tenía que guiar a mi compañero por las calles de la ciudad, mientras éste iba con los ojos cerrados. He de reconocer que cuando era yo el que iba con los ojos abiertos, me parecía que mi amigo tenía un miedo y una inseguridad excesivos al andar sin mirar, ya que andaba con bastante lentitud, cosa que no entendía porque parecía fácil. Sin embargo, cuando cambiamos los papeles y me tocó a mi ser el ciego, era constante la sensación de inseguridad y desconcierto al andar con los ojos cerrados. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo iba cogiendo más confianza e iba caminando con más soltura, valiéndome del sentido del oído y del tacto para orientarme y para además, intentar evitar los obstáculos de la calle (los sorteé casi todos, menos una ventana y un bordillo). 
En conclusión, esta experiencia me ha resultado divertida y muy interesante, dado que me ha permitido imaginar la dificultad de la vida cotidiana de las personas ciegas, ya sea de nacimiento o no.

Reflexión sobre la Elección de la Pastilla (Matrix).

El hecho de que Neo sospechase sobre la veracidad del mundo en el que vivía, llegando finalmente hasta Morpheo, que le daría a elegir entre la pastilla azul (para permanecer en la mentira) y la pastilla roja (para despertar y apreciar el mundo real), me ha hecho plantearme mi propia elección entre las dos opciones.
En el caso de que la realidad no fuese más que un mecanismo aparentemente agradable para mantener a mi mente en una prisión permanente, ¿elegiría la pastilla azul, aún sabiendo que el mundo que me rodea y las cosas que ocurren no son verdaderamente reales, y permanecería siempre viviendo una mentira, o quizás elegiría la pastilla roja, que me llevaría a despertar de dicha mentira, permitiéndome contemplar el mundo tal y como realmente es?
Pese a la incertidumbre generada por lo que podría encontrar al otro lado, me decantaría finalmente por elegir la pastilla roja, al igual que el protagonista de la película. El motivo de mi decisión creo que no es del todo sencillo, me explico: pienso que si eligiera permanecer en dicho mundo irreal, mi conocimiento sobre la verdad acabaría provocando, tarde o temprano, que quisiera abandonarlo para conocer el mundo real.

En conclusión, desde mi punto de vista daría igual que tras esa mentira donde se encuentra alojada mi mente hubiese un mundo con unas características peores al anterior, dado que finalmente acabaría viviendo en un mundo peor, aunque real, que era mi principal objetivo.  

Experiencia Personal con el Disfraz

Pues bueno, tal y como he anunciado antes, el tema principal de este texto será mi reflexión personal sobre las sensaciones que experimenté durante la mañana que me correspondía ir a clase disfrazado.

Parándome a pensar sobre mi selección inicial del disfraz, creo que llegué a ser bastante crítico, dado que, al igual que casi todo el mundo, creía que llevar algo llamativo o extravagante, como llevar un disfraz de diablo con peluca multicolor o de superhéroe frustrado, era una buena forma de ir disfrazado.
Iban pasando los días y parecía que mi capacidad creativa no estaba por la labor de ayudarme a decidirme, así que seguí pensando hasta que, de improvisto, me encontré con lo que, para mí, era uno de los disfraces más simples pero a la vez de los más entretenidos, por lo que finalmente decidí disfrazarme de monje.

El día que me tocaba ir disfrazado se me ocurrió darle un poco de juego a mi disfraz, algo que creo que no ha hecho nadie aún, así que opté por esconderlo enrollándolo en mi abrigo (puesto, obviamente) y aparecer por mi instituto como si no me hubiera acordado de que aquel día era yo el que tenía que ir disfrazado. Al llegar, la gente de mi clase me miraba pensando que no llevaba ningún disfraz puesto, algo de lo que me percaté por supuesto, lo que hizo pensar que el juego tenía más gracia, pero no sabía cómo aparecer disfrazado sin que quedase muy cutre, por lo que aproveché un momento en el que no me veía nadie para aparecer con mi túnica marrón y mi cordón blanco puesto en la cintura.
Entré en mi clase y las mismas personas que creían que no me había acordado fueron las que dijeron que al final sí que iba disfrazado.
Al principio me parecía un poco vergonzoso, porque claro, era el único que iba desentonando en mi clase vistiéndome como un monje, pero más tarde esa sensación fue desapareciendo hasta el punto en el que llegué a encontrarme cómodo con la túnica (quitando la parte de ir al baño, que era algo...complicado).
 Más tarde, en el recreo, volví a experimentar esa sensación de estar siendo observado por todo el mundo, hasta llegué a sentir que como analizaban mi disfraz, aunque luego volví a sentirme como en casa con mi disfraz durante el resto del día, dado que no creía que fuese haciendo el ridículo, todo lo contrario, pensaba que era algo que merecía la pena experimentar.


Siendo sincero, creo que este experimento me ha resultado muy interesante, dado que me ha permitido llegar a experimentar sensaciones que normalmente no estoy acostumbrado a sentir. He aprendido que lo realmente importante es cómo te ves tú mismo y no cómo los demás te ven y también he aprendido que a veces las cosas más sencillas son las mejores. En definitiva, me ha gustado mucho este experimento y pienso que merece la pena probarlo, al menos una vez.

miércoles, 19 de junio de 2013

Opinión personal (Posturas de Hobbes y Rousseau)

Personalmente, estoy más de acuerdo con la postura y las ideas de Hobbes que con las que expone Rousseau. Creo que el instinto de supervivencia es lo que mueve a las personas. En la actualidad, por ejemplo, una persona que no tiene dinero para alimentar a su familia es capaz de robar para que puedan comer. También, alguien que ha perdido su casa, no se conforma con dormir en la calle con lo puesto: busca mantas o cartones para cobijarse del frío, busca cualquier lugar abandonado para estar más protegido, o bien, si tiene algún familiar cercano, su primer instinto será llamarlo para no quedarse en la calle.
Sin embargo, esto no quiere decir que esté en total desacuerdo con lo que nos dice Rousseau. Todo lo contrario, ya que mi opinión anterior viene condicionada por lo que voy a decir a continuación. Rousseau expone que las personas son buenas, pero que es la propiedad privada la que las corrompe, algo con lo que estoy verdaderamente de acuerdo. Pero claro, me es imposible pensar que en una sociedad como la que tenemos actualmente, pudiese mantenerse sin la propiedad privada, ya que nos hemos acostumbrado a que cada persona tenga sus pertenencias sin que ninguna otra pueda llegar y apropiarse de ellas.
Las soluciones que exponen ambos me parecen bastante inútiles:
En primer lugar, para Hobbes un monarca absoluto al que sus iguales le cederían el poder sería la solución a ese estado de guerra. Sin embargo, para mí personalmente, sería un breve periodo de tranquilidad, ya que, si el monarca absoluto impone una ley la cual no agrada a un determinado grupo de personas, la acatarían temporalmente pero al final se acabarían revelándo contra él, sustituyéndolo por otro, y así sucesivamente.
En segundo lugar, la aparición del Estado sería un mal menor para evitar ese estado de guerra, según Rousseau. Creo que esta sensación de desacuerdo la comparten conmigo muchas personas actualmente, ya que no hay más que verlo. La aparición de un estado supone que ese estado represente al pueblo, no que lo sustituya como ha ocurrido siempre y como sigue ocurriendo. El fallo de Rousseau fue pensar que el estado representaría al pueblo en vez de decidir por él, y si las personas conocen el comentido del gobierno y conocen también que no lo está cumpliendo, volvería de nuevo ese estado de guerra. Es por eso por lo que esta medida me parece también de poca utilidad.

En conclusión, pienso que ambos tienen razón en algunas de las ideas que expusieron, pero lamentablemente, ninguna de las soluciones que aportaron para remediar ese estado de guerra me ha parecido la más adecuada.

jueves, 6 de junio de 2013

Cosas que nos hacen llorar.

La verdad es que este artículo me ha hecho pensar en la forma de actuar de las personas cuando lloran. En mi opinión, están las personas que no se paran a pensar por qué están llorando en realidad, y por otra parte, las personas que cuando lloran se ponen a pensar en aquello que les ha provocado esa situación. En mi caso, por ejemplo, muchas de las veces en las que he llorado no me he parado a pensar por qué lo hacía; pero otras muchas sí que me he parado a hacerlo, y eso es lo que me ha ayudado a recordar en algunas de las cosas que me hacen, o me hicieron, llorar.

Por ejemplo, recibir un regalo que no te esperabas de parte de alguien importante para ti; ver como dos personas que llevan mucho tiempo sin verse se reencuentran y lloran de alegría, acabar de buena forma una pelea que pensabas que no tendría arreglo, o el simple hecho de ver una fotografía de cuando eres pequeño, y toda tu familia está contigo, son algunas de las cosas que me hacen llorar de alegría. Pienso  que los buenos momentos, como algunos de los que he dicho antes, son los que nos hacen realmente llorar de alegría.

Pero por otra parte, también están las cosas que nos hacen llorar, llorar de tristeza. El fallecimiento de alguna persona cercana, los momentos en los que piensas que has hecho algo malo que no tiene arreglo, echar de menos a alguien, o tener una pelea con alguien que es importante para ti, entre otras, son algunas de las cosas que me hacen llorar de tristeza.

Creo que cuando lloramos de alegría es mejor disfrutar de ese momento, que ponerse a buscar cada uno de los motivos. Qué más da por qué lo hagamos, lo importante realmente es que lo hacemos. Como dice el refrán, la ignorancia hace la felicidad.
Para acabar, diré que el tema de este artículo me ha parecido muy interesante. Además, creo sinceramente, que escribir este artículo me ha dado más de lo que me ha quitado, ya que no todos los días se pone uno a pensar en lo que le provoca o no llorar. ¡Espero que os guste tanto leer el artículo como a mi escribirlo!

domingo, 26 de mayo de 2013

Corrupción en Puerto Sherry.

En la historia de este complejo hay un claro caso de corrupción:
Donde actualmente está situado Puerto Sherry, antes se encontraba una playa llamada el Coloráo. Una compañía compró este espacio al ayuntamiento prometiendo construir un puerto náutico, dando así puestos de trabajo. A pesar de los daños ambientales que esto produciría, el ayuntamiento aceptó esta oferta y cogió el dinero. Pero hay un problema en todo esto: este espacio era de dominio público, y al ser de dominio público, no se puede comprar ni vender, ya que no es propiedad del ayuntamiento, con lo cual no se puede destruir ni privatizar. Es de todos y está hay para que todos lo disfrutemos.
 Aún así la compra se produjo y se construyó el complejo produciendo una gran cantidad de daños irreversibles al medio ambiente, como la destrucción de la playa, del acantilado y de los ecosistemas litorales. Los naturalistas realizaron numerosas manifestaciones en contra de este complejo y de lo que pretendía hacer con la zona pero solo sirvieron para retrasar un poco el proyecto ya que finalmente se acabo realizando.

El ayuntamiento se llevo el dinero, los compradores pudieron construir su complejo y los demás corrimos con las consecuencias quedándonos sin playa.
La cosa no acaba hay, Puerto Sherry al cabo del tiempo presentó una solicitud de quiebra fraudulenta para poder eludir las obligaciones de pago que tenía acordadas con el estado. Esta deuda llegó a los 96 millones de euros. Esto también lo hemos acabado pagando nosotros por medio de los impuestos

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Reacciona, Capítulo 5.


<<Esto es poca cosa, una simple perturbación financiera>>

Desde un primer momento, los dirigentes y responsables políticos y económicos trataron de restarle importancia a la crisis que se nos venía encima.
Cuando se empezó a mostrar la verdadera situación de la banca hipotecaria estadounidense, altos cargos del FMI seguían diciendo que la economía mundial seguía estando en una situación favorable y que iba a seguir así.
El Banco de España también compartía estas opiniones, ya que en el informe anual de 2007, se refería a lo ocurrido durante ese año como una simple inestabilidad financiera.
Los banqueros centrales no hacían un análisis realista de la situación, ya que sólo leían lo que les daba la razón.
Lo que nos intenta hacer ver esta parte del capítulo, es que se trató a los economistas más reputados como ignorantes a los que no había que echarles cuenta, mientras que los funcionarios mejor pagados eran los que llevaban realmente la razón.


<<Nadie pudo prever a crisis, se nos echó encima de repente>>

Muchos economistas previeron la situación que se acercaba ya que no era ningún caso aislado. Desde 1945 hasta 1970, las crisis que hubo podían contarse con los dedos de una mano debido al control de capitales y al predominio del capitalismo basado en la producción de bienes y servicios. Desde que se eliminó ese control y se es dio plena libertad a los movimientos de capital, ha habido en total 117 crisis bancarias en 93 países, y 117 casos de estrés financiero en otros 17.
Cuando los economistas avisaron de la posible existencia de dicha crisis, las autoridades solo se dignaron a cruzarse de brazos y no hicieron nada, ya que sólo buscaban servir a las grandes empresas que querían cada vez más libertad y menos control. Es decir, que lo que estas empresas buscaban era que las autoridades mirasen hacia otro lado.


<<Estamos decididos a alcanzar las reformas necesarias en los sistemas financieros mundiales>>

En la primera cumbre del G20 se dijo que las instituciones financieras tendrían que hacerse cargo en la situación de por aquel entonces, pero un año después el propio Fondo Monetario reconocía que la mitad de las pérdidas de los bancos no habían aflorado.
En vez de dejar quebrar a los bancos por su error,  se decidió rescatarlos dándoles millones de euros a los irresponsables que nos habían llevado a esta situación. Es decir, aquella cumbre fue una farsa. Hicieron todo lo contrario de lo que dijeron, en vez de hacer lo que debían hacer, acabaron trabajando para los bancos, haciendo que hoy día todo siga igual.


<<Hay que salvar a los bancos>>

Al principio, las hipotecas eran un negocio seguro que aportaba grandes beneficios, pero más tarde esto cambió, ya que se llegaron a colocar en el mercado millones de hipotecas las cuales las personas dejarían de poder pagarlas al empeorar su situación.
Sin embargo, las autoridades cedieron y salvaron a los bancos, aquellos que provocaron nuestra actual situación: les proporcionaron miles de millones de euros para resolver su “problemilla” de liquidez para que así pudieran volver a poder prestar créditos a empresas y demás, en vez de emplearlo para crear empleo y actividad, lo que hizo que miles de empresas tuvieran que cerrar aumentando el desempleo.

<<Para salir de la crisis y crear empleo hay que reformar el mercado de trabajo, limitar e gasto público y reformar las pensiones>>

Todo mentira. Lo que realmente habría que hacer era aumentar el gasto, ya que casi siempre habíamos tenido un alto exceso, aún estando 20 puntos por debajo de el resto de los países.
Reformaron el mercado de trabajo beneficiando la demanda de las empresas, haciendo que los gastos de contratación y de despidos fuesen mucho más baratos, perjudicando únicamente a los trabajadores.
A su vez, expusieron que había que reducir las pensiones con la excusa de que en el año 2050, habría más pensionistas que trabajadores para mantener el país, por lo que habría que recortar en gastos. En vez de crear puestos de trabajo para mantener el país, lo que hicieron fue tomar el camino fácil y recortar en las pensiones.

Se merecen que les digamos ¡Basta¡

Todas estas autoridades y financieras nos mintieron, nos hicieron creer que las empresas podrían hacer frente a una crisis como esta. Pero también miles de personas se engañan a sí mismas pensando que los multimillonarios y ricos del país, incluso el gobierno, les sacarán de esta crisis. Piensas que la crisis se va a solucionar sola, y que todo volverá a ser como antes, pero no es así. Lo que hay que hacer es salir a la calle a reivindicar nuestros derechos y a quejarnos de las cosas que no nos parecen justas, tenemos que hacer que se investigue la irresponsabilidad de los bancos para que paguen por sus errores y que asuman su responsabilidad, y tenemos que impedir que miles de familias sigan perdiendo su casa porque unos pocos puedan seguir manteniendo el nivel de vida que llevaban, a base de chupar del capital del pueblo.

domingo, 24 de febrero de 2013

Encontrarse con unos amigos al cabo de muchos años.

Lo que esta experiencia nos propone, tal como nos da a entender el título, es volver a ver a algunos amigos que hace mucho tiempo que no vemos. En el libro del cual he elegido este tema, nos resume lo que significa esta experiencia en las distintas etapas de la vida. Para los niños de corta edad, volver a ver a un amigo después de mucho tiempo no supone gran cosa, ya que apenas reconocen a sus amigos. Para los adolescentes, supone una situación divertida y molesta, ya que reconocen a sus amigos en cuerpos más desarrollados. Y por último, para los adultos supone una situación más incómoda, dada la incertidumbre de reconocer o no a los antiguos amigos.
Desde mi punto de vista (dado que lo he vivido en primera persona), estoy totalmente de acuerdo con lo que el libro expone sobre esta experiencia. Lo que experimenté cuando vi a mis amigos después de siete años sin verlos me supuso una mezcla de alegría e incomodidad, ya que aunque todos nos alegrábamos de vernos, nos resultó un momento extraño. Al volver a verlos a todos de golpe, me resultó complicado reconocer a cada uno, dado que todos estaban muy cambiados después de tanto tiempo. Cuando reconocí y saludé a todos, llegó la parte incómoda. La mayoría del tiempo se basó en preguntas: "¿qué tal todo?, ¿cómo te va?, ¿tienes novia?, ¿por qué te fuiste de Sevilla?, "¿vas a volver"... Preguntas a las que respondí con cierta incomodidad, y con instantes de silencio, ya que me sentía intimidado ante las miradas de mis amigos. Después de un buen rato con ellos, y después de recordar y contar un poco por encima lo que nos había pasado en esos siete años, llegó nuestro momento de despedirnos. Aunque no fue una despedida muy emotiva (simplemente un par de besos, y unos cuantos saludos con la mano), ¿qué más puede pedirse después de siete largos años?
Para acabar este artículo, terminaré diciendo que fue una experiencia muy buena en mi opinión, y la cual invito a la gente a probarla. ¡Un saludo!

jueves, 14 de febrero de 2013

El Sistema Educativo.

La finalidad de este artículo es expresar, en mi opinión, los elementos del sistema educativo actual que no funcionan, los aspectos de la personalidad que se van construyendo durante nuestra estancia en el periodo educativo y mi experiencia durante el paso de Secundaria a Bachillerato. Dado que nuestro sistema educativo no es propio de nuestro país, ya que está inspirado en el sistema de otros países, hay muchos aspectos que son innecesarios, o que no están orientados correctamente al desarrollo de una carrera. Desde mi punto de vista, la especialización en un área concreta (Bachillerato de ciencias o de letras) tiene un inicio demasiado tardío. Se inicia en tercero de Secundaria, cuando realmente debería empezar desde el primer curso. Así, de este modo, los alumnos irían mucho más preparados y orientados a la carrera que les gustaría estudiar. Además de este detalle, el sistema también tiene muchas asignaturas poco útiles en varios campos. En este caso, hablaré del Bachillerato de ciencias, en el cual me encuentro. En este bachillerato, asignaturas como Literatura o Ciencias para el Mundo Contemporáneo resultan inútiles, ya que a una persona que va a acceder a una carrera centrada básicamente en la tecnología o la biología, estudiar este tipo de asignaturas no les merece la pena.
Pasando al segundo tema de este artículo, pienso que nos venden la educación como un sistema ideal en el cual los alumnos desarrollan aspectos como el compañerismo,  la solidaridad, la amistad o la bondad. Sin embargo es todo lo contrario, ya que durante este periodo, la gente de nuestro alrededor nos incita de manera indirecta a ser competitivos, ya que nos dicen que tenemos que ser mejores que los demás. Como consecuencia a esta incitación, los niños se centran en pensar sólo en sí mismos y en lo que es bueno para ellos, de tal manera que los demás chicos son solo competidores que luchan por el primer puesto.
Por último, expondré lo que supuso para mí el paso de Secundaria a Bachillerato. Secundaria era un periodo académico mucho más relajado, en el cual se centraba más en hacer ejercicios en casa y en tener, más o menos, pocos exámenes  Sin embargo, Bachillerato supone un mayor esfuerzo, ya que no se basa sólo en realizar el doble de tareas en casa, sino que también consiste en estudiar el doble, día a día, para cada examen. Mi inicio en bachillerato fue bastante relajado: poca tarea, pocos exámenes y por lo tanto, poco (o nada) de agobio. Pero conforme iba pasando el tiempo, la cosa cambió, y esto supuso un cambio en mi actitud y en mi estado de ánimo, ya que al tener tantas cosas que hacer y en tan poco tiempo, y al no tener casi tiempo libre para emplearlo en mí, me provocó un agobio bastante intenso y un pesimismo bastante elevado, no sólo centrado en los exámenes, sino también centrado en mi vida normal.
¡Espero que os haya gustado este artículo, y que las cosas que he dicho sobre nuestro sistema educativo actual os parezcan razonables!


Recetas para el sistema educativo:
-Clases menos rutinarias (como por ejemplo, clases en las que se pongan películas, se hagan juegos, etc...).
-Explicaciones de los profesores más dinámicas (en las cuales no sólo el profesor habla durante todo el rato, sino en las cuales también participa la clase ).
-Relaciones más estrechas con el profesorado, ya que así a los alumnos les costaría menos preguntar sus dudas.